Directora de educación de Fundación Ford considera clave el liderazgo y el servicio a la comunidad.
Jeannie Oakes, reconocida autoridad mundial en educación, afirma que para mejorar el acceso a la educación superior, el país debe revisar la política de ingreso a las universidades –hoy basada en la aplicación de exámenes de admisión-, pues este mecanismo se convierte en una desventaja para los jóvenes que salen mal preparados de la educación media.
En entrevista con EL TIEMPO, Oakes, de visita en Colombia, también plantea que el Gobierno debe priorizar la entrega de subsidios a los estudiantes que realmente los necesitan (y no solo a los más brillantes) y reformar los currículos educativos, de manera que las instituciones de educación superior formen a los jóvenes para responder a los problemas reales de su entorno.
Esta experta es autora de más de 20 libros que son considerados los más influyentes del siglo XX en el ámbito educativo. Entre sus obras se destaca su bestseller ‘Controlar: cómo la escuela estructura la inequidad’ (Keeping Track: How Schools Structure Inequality).
Además de escribir, es la directora mundial de educación de la Fundación Ford, una organización que trabaja por la justicia social en el mundo, con el apoyo de socios locales. Su intención es crear condiciones que favorezcan las construcciones de sociedades más inclusivas. En esta aspiración, la educación juega un rol importante.
¿Cuál es el rol de la educación superior en la justicia social?
La educación superior juega un rol muy importante en términos de tener una sociedad más justa o menos justa socialmente. Lo hace de muchas maneras: las universidades deciden quién entra a ellas y aprende un conocimiento que impacte en la sociedad; cuáles conocimientos y habilidades deben tener los futuros líderes; qué investigar y cómo reportar esos resultados… La educación superior puede ayudar a construir un conocimiento inclusivo e intercultural que forme buenos ciudadanos, quienes a su vez ayuden a resolver los problemas que afectan a sus comunidades.
Precisamente, hoy Colombia discute una reforma a la educación superior. ¿Cuáles estrategias deberíamos implementar en ese sentido?
Hay muchas clases de reformas que podrían ser útiles en Colombia. Una: las políticas de admisión a la educación superior, que se basan en un examen, cuando hay muchas otras cualidades de los jóvenes que deberían tenerse en cuenta para su ingreso a la universidad, como su potencial de liderazgo, de servir a la comunidad… También hay que asegurar subsidios basados en las necesidades de los estudiantes, porque a veces se dan a los más brillantes o los que tienen más posibilidades económicas. También hay que pensar en una reforma curricular, de manera que el conocimiento entregado se conecte más con los problemas reales de la sociedad y que contribuya al desarrollo del país.
¿Cuáles son las barreras más comunes para acceder a la educación superior?
La pobre preparación en la escuela secundaria, las políticas de ingreso (que, como dije, se basan en exámenes de admisión, lo que supone una desventaja para los jóvenes que salen mal preparados del bachillerato)… También existen dificultades como la concentración de buenas y grandes instituciones en ciudades más desarrolladas.
¿Cómo llevar educación superior de calidad a las regiones distantes?
En el Estado de California (EE. UU.), de donde yo vengo, existe un sistema maravilloso de educación pública. La Universidad de California tiene 10 campus diferentes (los dos más importantes en Berkeley y Los Ángeles), que abarcan distintas áreas del Estado. Una solución puede ser que las instituciones más fuertes y reconocidas abran sedes en las regiones, pero además que lleven un currículo que les enseñe a los jóvenes conocimientos y habilidades que puedan aplicar en su región y así favorezcan el desarrollo de sus comunidades. No tiene sentido formarlos para que luego se desplacen a las grandes capitales para obtener un trabajo.
¿Cómo mejorar la calidad de la educación superior?
Cualquier universidad que reciba dineros públicos tiene una responsabilidad con la sociedad, es responsable de la calidad de la educación que brinda. Por un lado, pueden hacer procesos internos para acreditarse institucionalmente con la visita de pares académicos; por otro, el Gobierno debe señalarles los criterios de calidad que deben cumplir para beneficiarse de los recursos públicos. El Estado debe monitorear la calidad y asegurarse de que los estudiantes terminen con éxito sus carreras. Pero también es importante que las instituciones cuenten con los recursos necesarios para mantener los estándares de calidad.
¿Y con las universidades privadas?
Estas instituciones se benefician, de alguna manera, de dineros públicos cuando reciben estudiantes becados o con créditos otorgados por el Estado. La gran discusión es que el Gobierno necesita, por un lado, regular la calidad de estas instituciones, pero también negarse a que los estudiantes a quienes se les otorga créditos estudien en aquellas instituciones de baja calidad y estoy segura que muchas de estas instituciones no quieren esto.
Hay quienes piden que el Estado invierta menos en créditos y más en educación pública gratuita…
Es bueno tener créditos y acceso gratuito, particularmente, frente a los estudiantes menos favorecidos. Lo importante es que los créditos se paguen con base en los ingresos de los jóvenes una vez tengan trabajo; que este crédito no exceda un cierto porcentaje de sus ingresos, que sea un pago manejable. Pero también son importantes los subsidios para las poblaciones más marginadas.
Expertos le sugirieron al país crear un grado 12 o un grado puente entre la educación media y la superior, ¿qué opina?
Es una muy buena idea. El objetivo de este grado puente es que se mejoren las habilidades académicas de los estudiantes, que los prepare para la vida universitaria y les ayude a encaminarlos en la escogencia de su carrera.
¿Cómo mejorar la calidad de la educación primaria y la secundaria?
Una buena alternativa es que los estudiantes pasen más tiempo en la escuela, extender la jornada, y que en ese tiempo hagan, por ejemplo, proyectos de ciencia, música, deportes… Eso mejora su preparación. Lo importante es que se comience a temprana edad y no esperar al final de la secundaria para mejorar las habilidades de los estudiantes.
¿Qué opina de tener más técnicos y tecnólogos que universitarios?
Creo que la educación técnica es una muy buena solución, pues a ella acceden personas de sectores más marginados y vulnerables, pero tiene que ser de muy buena calidad. Deben ser programas que preparen a largo plazo, para el trabajo que tendrán en 15 o 20 años, pues en el futuro habrá nuevas demandas laborales. Esta formación técnica y tecnológica debe desarrollar en los estudiantes la habilidad para aprender nuevas cosas, adaptarse y pensar diferente.
Tomado de El Tiempo, Octubre 4 de 2013, http://www.eltiempo.com/vida-de-hoy/educacion/entrevista-de-el-tiempo-a-jeannie-oakes-directora-de-educacion-de-fundacion-ford_13100611-4
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