EL MAESTRO

Nací en el instante en que surgió una pregunta de la boca de un niño. He sido muchas personas en muchos lugares. Soy Sócrates animando a los jóvenes de Atenas a descubrir nuevas ideas a través de las preguntas. Soy Anne Sullivan horadando los secretos del universo para ponerlos en la mano extendida de Helen Keller. Soy Aesop y Hans Christian Andersen revelando la verdad por medio de innumerables narraciones. Soy Marva Collins peleando por el derecho de todos los niños a la educación. Soy Mary McCleod Bethune edificando una gran universidad para mi pueblo, usando cajones vacíos de naranjas como pupitres. Soy Bel Kaufman luchando para ir en contra de la corriente. Los nombres de quienes practicaron mi profesión han ganado el reconocimiento de la humanidad… Booker T. Washington, Buda, Confusio, Ralph Waldo Emerson, Leo Buscaglia, Moisés y Jesús. Soy también aquellos cuyos nombres y rostros se han olvidado hace mucho tiempo, pero cuyas lecciones y carácter se recordarán siempre en los logros de sus alumnos.



He llorado de alegría en las bodas de los antiguos alumnos, he reído con regocijo en el nacimiento de sus hijos, y he permanecido con la cabeza inclinada por el dolor y la confusión en las tumbas cavadas demasiado pronto para cuerpos demasiado jóvenes. En el transcurso de un día se me ha pedido ser actor, amigo, enfermero y médico, entrenador, hallador de objetos perdidos, prestamista, chofer de taxi, psicólogo, padre sustituto, vendedor, político y defensor de la fe. Dejando a un lado los mapas, planos, fórmulas, verbos, historias y libros, no he tenido en realidad nada qué enseñar porque mis estudiantes han aprendido por sí mismos y sé que se necesita el mundo entero para decirte quién eres.



Soy una paradoja. Hablo más alto cuando escucho más. Mis más grandes regalos son lo que quiero recibir, agradecidamente, de mis alumnos. La riqueza material no es una de mis metas, pero soy un buscador de tesoros de tiempo completo, en mi búsqueda de nuevas oportunidades para que mis estudiantes puedan usar sus talentos, en mi constante búsqueda de esos talentos que a veces yacen enterrados en la autoderrota.



Soy el más afortunado de todos quienes trabajan. A un médico se le permite traer una vida en un momento mágico. A mí se me permite que esa vida renazca día a a día con nuevas preguntas, ideas y amistades. Un arquitecto sabe que si construye con cuidado, su estructura puede permanecer por siglos. Un maestro sabe que si construye con amor y verdad, lo que construya durará para siempre. Soy un guerrero que batalla diariamente contra la presión de los amigos, de la negatividad, del temor, de la conformidad, de los prejuicios, de la ignorancia y de la apatía. Pero tengo grandes aliados: la inteligencia, la curiosidad, el apoyo de los padres, la individualidad, la creatividad, la fe, el amor y la risa, todos ellos me ayudan a levantar mi bandera con su apoyo insuperable.


Y de esa manera tengo un pasado rico en recuerdos. Tengo un presente desafiante lleno de aventuras y entretenimiento, porque se me permite emplear mis días en el futuro. Soy un maestro… y doy gracias a Dios por eso todos los días.


Autor: -John W. Schlatter-

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Tuesday, February 25, 2014

Ránking de las mejores universidades en investigación

Nacional, Udea y Los Andes encabezan la lista de las universidades con más publicaciones académicas.

Tres universidades públicas, la Nacional, la de Antioquia y la del Valle, figuran entre las cinco instituciones de educación superior con los mejores indicadores de investigación del país, de acuerdo con los resultados del Ranking U-Sapiens correspondiente al primer semestre del 2013, que se publica cada seis meses.
El grupo Sapiens Research -que analiza la dinámica investigativa de las universidades colombianas y ayuda a desarrollar prácticas de investigación en colegios- tuvo en cuenta, para elaborar esta clasificación, a universidades que cumplieran con tres indicadores claves: las publicaciones académicas hechas en revistas indexadas en Publindex, su oferta de maestrías y doctorados y los grupos de investigación con los que cuentan.
Vale anotar que la producción, y publicación, académica de las universidades es considerado uno de sus principales medidores de calidad de estas instituciones en todo el mundo, pues es un reflejo de su interés y capacidad para investigar, innovar y producir nuevos conocimientos.
Sapiens Research también dio a conocer su clasificación de colegios, de acuerdo con puntaje, calidad y acreditación. Los investigadores tuvieron en cuenta los resultados obtenidos en pruebas Icfes, los modelos o sistemas de reconocimiento de gestión de calidad del Ministerio de Educación (adoptados por ellos) y la acreditación internacional.
Los siguientes son los listados, del lugar 1 al 25, de las universidades mejor ranqueadas según sus publicaciones académicas, y de colegios, de acuerdo con sus mejores desempeños en tres materias: matemáticas, lenguaje y sociales:
Las mejores universidades
1. Universidad Nacional de Colombia (Bogotá)
2. Universidad de Antioquia
3. Universidad de los Andes
4. Pontificia Universidad Javeriana
5. Universidad del Valle
6. Universidad Nacional de Colombia (sede Antioquia)
7. Fundación Universitaria del Norte
8. Universidad Industrial de Santander
9. Universidad Pontificia Bolivariana
10. Universidad de Caldas
11. Universidad Pedagógica y Tecnológica (Tunja)
12. Universidad Tecnológica de Pereira
13. Universidad de Eafit
14. Universidad Externado de Colombia
15. Universidad de Cartagena
16. Universidad Distrital Francisco José de Caldas
17. Universidad de Medellín
18. Universidad Santo Tomás
19. Universidad del Cauca
20. Universidad de la Sabana
21. Universidad del Rosario
22. Universidad de la Salle
23. Universidad Pedagógica
24. Universidad Militar Nueva Granada
25. Universidad Simón Bolívar
Tomado de El Tiempo, 25 de febrero de 2014, http://www.eltiempo.com/vida-de-hoy/educacion/las-mejores-universidades-colombianas-de-acuerdo-a-su-producion-cientifica_13556416-4

Thursday, February 20, 2014

'Tenemos muchos futbolistas colombianos destacados pero pocos científicos' Así lo aseguró Orlando Ayala, vicepresidente de Mercadeo de Microsoft, puntualizando en que la clave de la calidad educativa está en la tecnología.

Revolución tecnológica, atacar el problema de la docencia y el rol que juega el Estado en mejorar el sistema educativo fueron las conclusiones principales del foro 'Desafíos de la educación ahora o nunca', realizado por El Espectador.
Orlando Ayala, vicepresidente corporativo global de ventas, mercadeo y servicios de Microsoft, habló de la importancia de la tecnología en este proceso. Manifestó su preocupación porque, según él, la última gran revolución en este sentido fue hace cientos de años atrás con la imprenta.
"La imprenta abrió el conocimiento, de aquí para allá hemos estado estáticos. La tecnología va a poder crear una transformación educativa. No es solo el profesor en la escuela. Lo ideal es la conexión. La capacidad de conectarse", explicó.
Destacó la labor que ha hecho el Gobierno con relación al trabajo juicioso que se ha hecho en diagnósticos externos para analizar los problemas en educación; sin embargo, subrayó que no se ha hecho la tarea mirando hacia adentro.
"Yo no creo que se pueda dar un gran salto sin asumir la identidad cultural en Colombia (...) Tenemos muchos futbolistas destacados pero pocos científicos. Debemos hacer debates centrados en el recurso humano", indicó Ayala, quien a su vez aprovechó la coyuntura de elecciones para decir que "Colombia no necesita una campaña política de imagen sino una campaña de valores".
Ayala puntualizó en que la esperanza de la educación está en la tecnología.
Por su parte, Hiro Yoshikawa, copresidente de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, habló de la importancia de atacar el problema con los profesores, de cambiar el enfoque de cobertura y de la calidad y por supuesto de la equidad.
"Internacionalmente no se ha hecho lo suficiente en la calidad. No sabemos qué significa realmente calidad en clases. La calidad de profesores para impartir conocimiento es una parte importante. Tiene que haber más interacción entre profesores y alumnos, no solo relaciones del profesor con el grupo sino con cada alumno porque eso es lo que los motiva", indicó Hiro.
"En vez de llegar con una lista cada mes a chequear qué está bien, mejor tener un contacto y una confianza más frecuente entre el supervisor y los alumnos. Observación, retroalimentación entre los tutores y los profesores", concluyó Yoshikawa.
La clave es aumentar el número de tutores para que revisen el trabajo. Lo ideal sería un tutor por 12 docentes.
Frente al tema, Raquel Bernal, economista de la Universidad de Los Andes, recomendó invertir en grandes cantidades en los docentes al considerarlos el insumo principal de la educación.
"La magia la tiene el maestro y no el computador. Tenemos que conocer la importancia de los docentes y el rol que juegan en el país. El Estado debe jugar un papel crucial. Los programas de inversión, como por ejemplo familias en acción, tienen un retorno que es tres veces mayor que invertir en programas de capacitación, que también es importante, pero el costo beneficio es mucho mejor".
Tomado de El Espectador, 19 de febrero de 2014, http://www.elespectador.com/noticias/educacion/tenemos-muchos-futbolistas-colombianos-destacados-pocos-articulo-476044

Thursday, February 13, 2014

En 10 años, el país debe ser el más educado de América Latina: Santos

Ampliación de jornada escolar, nuevos modelos educativos y bilingüismo, claves para cumplir la meta.

Tras admitir que nunca antes se habían “organizado los recursos necesarios” para convertir a Colombia en el país más educado de América Latina, el presidente Juan Manuel Santos llamó el miércoles a todos los sectores a unirse para hacer realidad esta meta, a la que le puso el plazo del 2025.
En palabras del Presidente, para lograrlo, los niños menores de 5 años deben recibir la misma atención que sus pares en Europa, Estados Unidos y Asia. (Lea también: Mineducación dice que hay que revisar estructura salarial de maestros)
Además, dijo Santos, “la calidad de la educación básica y media” deben convertirse en “una obsesión”, para lo cual no solo debe ampliarse la jornada escolar, sino pensarse “en modelos innovadores para niños y jóvenes de áreas rurales, donde está concentrada la pobreza”. (Lea también: 'La docencia debe estar entre las profesiones mejor pagadas')
Hizo énfasis en la necesidad de incentivar a los mejores bachilleres del país para que accedan a la carrera docente, y en que Colombia cuente con programas de formación técnica y tecnológica de tal calidad, “que las empresas se peleen por sus egresados, como sucede en Europa”.
El bilingüismo –anotó Santos– debe hacer parte del salto educativo que requiere el país. Se refirió a la urgencia de formar “científicos, ingenieros y empresarios bilingües, capaces de competir con los mejores del mundo”.
El Presidente presentó esta meta durante el foro Estrategias para la Excelencia Educativa, que tuvo lugar en Bogotá. Allí invitó a gobernadores, alcaldes, maestros, líderes educativos y padres de familia a trabajar por ella.
El objetivo incluye, explicó Santos, que para el 2025 Colombia pueda tener por lo menos una de sus universidades entre las 100 mejores del mundo.
Durante el foro, la Fundación Compartir le entregó oficialmente un estudio que no solo analiza las falles estructurales de la docencia en Colombia, sino que plantea acciones, a 10 años, para revertir esta situación.
Profesores, eje clave
El estudio, llamado ‘Tras la excelencia docente’, en cuya elaboración trabajaron durante un año investigadores nacionales y extranjeros, fue acogido por Santos como una herramienta para el salto que debe dar el país.
Los investigadores analizaron los desempeños de Corea, Finlandia, Singapur y Canadá, cuatro de los países con mejores resultados en pruebas internacionales. Estas naciones han mostrado una curva ascendente en educación y, según los investigadores, esto tiene que ver con que las políticas se enfocaron en los docentes.
Incluyen, entre otras cosas, formación antes y durante el servicio, selección, promoción, reconocimiento y remuneración de los profesores. Según Compartir, con excepción en la retención y promoción, Colombia refleja desempeños deficientes.
Las acciones que propone para el cambio requieren un incremento anual de recursos para la educación durante 10 años, hasta llegar, como mínimo, a los 3,5 billones de pesos.
El plan incluye, entre otras cosas, el reclutamiento para la carrera docente de los mejores bachilleres del país, estímulos para que no abandonen los programas, elevar la reputación de la profesión y la escala salarial y cambios en los mecanismos de evaluación docente.
Sandra García, una de las autoras de la investigación, dijo que si bien se trata de un “plan ambicioso”, es “ aplicable” si las medidas se ponen en marcha al tiempo.
Los anuncios del Presidente y el estudio de Compartir coinciden con la iniciativa ‘Pacto por la Educación’, impulsada por un grupo de jóvenes que está recogiendo firmas de apoyo a un decálogo para mejorar la calidad de la educación.
Mejores docentes, al campo para bajar la brecha
El presidente Juan Manuel Santos hizo énfasis ayer miércoles en la urgencia de reducir la brecha educativa que hay entre las zonas rurales y urbanas.
Y, precisamente, en el caso de los docentes, el estudio de la Fundación Compartir encontró situaciones críticas frente al nivel de los profesores en la Amazonia, el Caribe y el Pacífico.
Estas zonas tienen la menor proporción de maestros con títulos universitarios, lo cual, según Compartir, se relaciona de manera directa con mayores niveles de pobreza, desplazamiento y ataques terroristas.
También en estas regiones los estudiantes presentan los desempeños escolares más bajos.
De hecho, Patricia Camacho, gerente de educación en Compartir, explica que el estudio de la fundación propone enviar a las zonas rurales a los profesores mejor preparados, como una manera de acortar la brecha que hoy existe con los centros educativos urbanos.
Estos profesores –según la propuesta– contarían con estímulos especiales, como becas, créditos y algunas bonificaciones”.
Tomado de El Tiempo, 12 de febrero de 2014, http://www.eltiempo.com/vida-de-hoy/educacion/metas-de-la-educacion-de-colombia-para-el-2025_13492355-4

Sunday, February 9, 2014

Una propuesta para corregir la mala educación - Profesores titulares, un problema con solución

Investigar, enseñar y hacerse cargo de tareas administrativas son habilidades que difícilmente se encuentran en una misma persona. Un profesor de la Universidad de Pensilvania propone un sencillo cambio en la academia.



Investigaciones como las de John Hattie y Herbert Marsh han demostrado que la productividad científica no va de la mano con la buena enseñanza. / Archivo
“No es un secreto que los profesores titulares causan problemas en las universidades”, escribió sin rodeos en The New York Times Adam Grant, profesor de psicología en la Universidad de Pensilvania. A cualquiera que haya pasado por las aulas de universidades públicas o privadas en Colombia, la cruda conclusión de Grant debe sonarle familiar.
Una vez nombrados profesores titulares, dice Grant, unos se relajan y se duermen en los laureles y dejan de esforzarse para ser buenos docentes. Otros, obsesionados con su pequeño campo de conocimiento, se vuelven ciegos a otras tendencias y nuevas ideas.
Pensar en destruir las plazas para profesores titulares es, por supuesto, una locura. La estabilidad laboral y la libertad de pensamiento que ofrecen son valores muy importantes dentro de la vida universitaria. Pero lo que sí se podría hacer, propone Grant, es “modificarlas”.
En su artículo señala que el punto central del problema que afecta hoy la actividad de estos profesores es que las universidades les piden por igual que sean grandes maestros y grandes investigadores. “Hemos combinado dos tipos de habilidades en un solo trabajo. Les pedimos a los maestros que investiguen y a los investigadores que enseñen”.
Al parecer, esa idea, que se convirtió en una obligación y un requisito en todos los centros académicos, ha sido un craso error, según una buena cantidad de evidencia. John Hattie y Herbert Marsh, quienes llevan más de dos décadas estudiando la relación entre las dos actividades y han recopilado información de más de medio millón de maestros, han concluido que la relación entre la productividad en investigación y la calidad docente es prácticamente nula.
Todos hemos sufrido de una u otra manera esa contradicción. Los profesores que tienen una gran reputación como investigadores son capaces de hacer caer a sus estudiantes en un profundo sueño en los primeros diez minutos de clase. Los buenos profesores, del otro lado, pueden pasar una vida entera sin producir un solo resultado importante en su campo.
La solución que propone Grant suena razonable y sencilla: crear tres categorías distintas para los profesores titulares. Una sería sólo para investigadores, otra sólo para profesores con buenas habilidades para enseñar y, por último, una para aquellos capaces de combinar ambos campos. Las universidades tendrían que rediseñar sus métodos para medir y evaluar las distintas categorías sin privilegiar una por encima de la otra.
“Estoy de acuerdo”, responde Margarita Orozco, profesora de Opinión Pública, Políticas de Comunicación e Investigación de la Pontificia Universidad Javeriana. “Un profesor que investiga tiene unas características especiales: la capacidad de hacerse preguntas, la de conseguir dinero para financiar sus proyectos y el gusto por el trabajo de campo, y esas son habilidades que no tienen todos los profesores y no tienen por qué tenerlas. Es injusto que no contraten a un buen maestro porque no tiene esas competencias”.
Orozco añade otro problema: en Colombia se les exige, además de ser expertos en la cátedra e investigadores, que sean buenos para las tareas administrativas.
Cecilia María Vélez, exministra de Educación y ahora rectora de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, dice que es un problema que enfrentan todos los días: “Los profesores que han hecho un doctorado sólo quieren hacer investigación”. En el caso de la Tadeo, cuya vocación es principalmente formativa, esto constituye un reto.
Además de ser muy claros en las convocatorias para contratar docentes, una de las estrategias a la que ha recurrido esta universidad es ofrecerles formación pedagógica.
En el caso de investigadores de gran talla, sin tiempo para dedicar a todas las pequeñas tareas que implica administrar un curso de alumnos, la estrategia ha sido apoyarlos con asistentes y maestros auxiliares, que son quienes establecen el contacto directo con los alumnos.
“Cada universidad debe buscar soluciones dependiendo de su vocación. Universidades como los Andes y la Nacional, que están mucho más orientadas a la investigación, tiene retos distintos”, apunta Cecilia María Vélez.
Iván Bedoya, profesor investigador de la Maestría en Ingeniería de la Universidad de Antioquia, coincide con la rectora de la Tadeo: “Para mí la docencia requiere un ejercicio permanente de investigación, si no se vuelve frustrante. Pero sé que esto tiene que ver con la vocación que tiene la Universidad de Antioquia hacia la investigación. No todas las instituciones deben tener este mismo enfoque, pero en mi caso creo que lo más oportuno sería que el maestro cumpliera con el rol de ser bueno para investigar y bueno para enseñar. Más si te estás enfrentando a alumnos de posgrado”.
A un gran profesor de literatura en la Universidad Javeriana, Augusto Pinilla, le gustaba decir que “los estudiantes estudian y los payasos payasean”. Parafraseándolo, y siguiendo con la idea de Grant, tal vez las universidades deberían entender que sencillamente los maestros enseñan y los investigadores investigan.
Tomado de El Espectador, 8 de febrero de 2014, http://www.elespectador.com/noticias/educacion/profesores-titulares-un-problema-solucion-articulo-473747

Cultura de la trampa es muy fuerte entre los universitarios

Estudio realizado en cinco universidades del país revela la tolerancia estudiantil hacia el fraude.

Una desconfianza mayor que la del resto de los colombianos, poca tolerancia hacia algunos grupos poblacionales y opiniones inquietantes sobre temas como el porte de armas, la violencia y la trampa. Estas son algunas de las conclusiones que se desprenden de una encuesta realizada por el centro de pensamiento Corpovisionarios –ligado al exalcalde Antanas Mockus– entre universitarios de Bogotá, Medellín y Cartagena.
Para la investigación fueron entrevistados 2.749 estudiantes de las universidades Nacional, Los Andes, Pedagógica Nacional, Tecnológica de Bolívar y Eafit de Medellín, interesadas en mejorar sus procesos en materia de formación ciudadana.
El estudio reveló datos preocupantes sobre la percepción que tienen los universitarios acerca del fraude. Ocho de cada diez encuestados piensan que más de la mitad de sus compañeros lo han cometido y seis de cada diez, que más de la mitad han mandado a hacer tareas o trabajos a terceros.
La mayoría considera poco o nada grave copiar o descargar un libro completo de Internet (el 85 por ciento) o firmar la lista de asistencia por un compañero (53 por ciento). Así mismo, a uno de cada tres no le tiembla la mano a la hora de utilizar una idea, un párrafo o una frase ajena sin citar, mientras que cuatro de cada diez no ven inconveniente en copiarse en un examen. Cuando se les preguntó cuál era la justificación para hacer copia, la mitad argumentó que la universidad promueve más la nota que el aprendizaje; tres de cada diez, que no habían estudiado; otro tanto, que no estaban de acuerdo con el profesor, y dos de cada diez, que el resto también la hacía.
No obstante, el 59 por ciento opinó que quien “sabe tomar atajos” para obtener lo que quiere es tramposo y el 22, que es oportunista, mientras que el 17 por ciento dijo que es ingenioso y el 1 por ciento, exitoso.
Soborno y evasión
La mitad de los jóvenes entrevistados cree que todos hemos sobornado a un policía por lo menos una vez en la vida. Para cuatro de cada diez, evadir impuestos es un delito menor –en comparación con los demás problemas del país– y para tres de cada diez, la mayoría de personas exitosas han sido corruptas en algún momento.
Una parte importante de la población encuestada considera poco o nada grave aparentar una enfermedad para evadir responsabilidades (50 por ciento), colarse en el transporte público sin pagar (49), quedarse con las vueltas cuando le dan de más (48) y evadir impuestos comprando en el mercado negro.
Otra de las conclusiones que preocupan es que, aunque los universitarios parecen más tolerantes que el promedio nacional frente a grupos poblacionales como los homosexuales, lo son menos frente a desplazados y desmovilizados. “Esto puede ser crítico de cara a una eventual firma de la paz y en el posconflicto, cuando se supone que debemos estar preparados para los cambios”, explican los investigadores.
La encuesta refleja también un alto grado de desconfianza, mayor que el promedio nacional. Mientras que el 40 por ciento del país afirma que se puede confiar en los demás (según un estudio nacional realizado previamente por Corpovisionarios), solo el 31 por ciento de los universitarios piensa lo mismo. La situación empeora cuando se les pregunta si confían en la Iglesia: 27 por ciento, frente al 57 de media nacional.
En cuanto a las instituciones de seguridad, se fían más del Ejército que de la Policía, y respecto a los medios de comunicación, desconfían menos de la radio que de la prensa y la televisión.
Tampoco están contentos con las instituciones políticas (Gobierno, alcaldías, gobernaciones, Congreso, políticos y funcionarios públicos). En la mayoría de los casos, su desconfianza es casi el doble que la del promedio nacional, “que ya de por sí es baja”, explicaron los responsables del estudio.
Los jóvenes piensan además que la corrupción no solo atraviesa al Estado, sino a toda la sociedad: ocho de cada diez consideran que más de la mitad de los funcionarios públicos son corruptos y cinco de cada diez, que más de la mitad de los ciudadanos también lo son.
Finalmente, la incertidumbre propia de la juventud se reflejó en la falta de una tendencia clara a la hora de responder sobre el futuro del país: el 36 por ciento dijo que va a ser mejor que el presente; el 39, que todo va a seguir igual, y el 25 por ciento, que va a ser peor.
Justificación de la violencia
Un dato que preocupa a los investigadores del estudio es el porcentaje de estudiantes que admite estar de acuerdo con portar un arma para defenderse, pues dobla al promedio nacional, que es de 15 por ciento.
También alertó el hecho de que 5 de cada 10 encuestados aprueben que un ladrón sea linchado por otras personas si este es atrapado en medio de un acto delictivo. En cuanto a la violencia intrafamiliar, 5 de cada 10 estudiantes afirmaron que cuando un esposo golpea a su pareja lo hace porque seguramente esta le dio motivos, y 3 de cada 10 creen que hay que golpear de vez en cuando a los hijos para que aprendan a obedecer. Vale la pena aclarar que en este último ítem los resultados son muy similares a los del promedio nacional. “Lo que podemos deducir es que no hay un avance o relevo generacional frente a estas prácticas machistas”, explica el estudio.
‘Todavía seguimos con la cultura del atajo’
Henry Murrain, de Corpovisionarios
¿Por qué escogieron estas universidades?
Mostraron un mayor interés en mejorar sus procesos de formación para la ciudadanía. Esperamos que muchas más nos abran sus puertas para continuar con este estudio.
¿Qué lo sorprendió?
La alta tolerancia al plagio.
¿Qué está fallando?
Todos estos años se pensó la educación solo en materia de formación para el trabajo y nunca en una que forme para la ciudadanía.
¿Es grave la intolerancia hacia poblaciones como la desmovilizada?
En medio de un proceso de paz se debería formar y preparar a la sociedad para un cambio de pensamiento.
¿Es una alerta para los rectores del país?
Sí, sobre todo en la ‘cultura del atajo’. Todas las instituciones del país deberían estar preocupadas por esta situación.
¿Seguirán con este estudio?
Sí, en la medida en que más universidades nos abran sus puertas. Queremos discutir con las directivas cuál es la mejor manera de mostrar nuestros resultados y que estos generen cambios en el futuro.
Tomado de El Tiempo, 8 de Febrero de 2014, http://www.eltiempo.com/colombia/bogota/la-cultura-de-la-trampa-en-las-universidades_13472427-4

Monday, February 3, 2014

Una investigación de la Fundación Compartir, Uniandes y U. del Rosario. Dejémonos de vainas con la enseñanza


Si Colombia invierte el 10% del presupuesto de defensa en formar mejores maestros, el país subiría 30 puestos en las pruebas PISA y lograría un incremento del PIB del 6 al 12% en 2050.

La calidad de docente explica más que otros insumos escolares las diferencias en el desempeño estudiantil. / Archivo - El Espectador
La cosa está así: la mayoría de niños en Colombia van a la escuela primaria y logra graduarse de secundaria, pero la educación que reciben es mala. Colombia ocupó el año pasado el puesto 62 entre 65 países que participaron en las pruebas PISA.
La mayoría de maestros que hoy ocupan una plaza en colegios y escuelas, para decirlo sin muchos rodeos, y los aspirantes a ellas, tienen un nivel educativo mediocre. A las facultades que ofrecen licenciaturas entran los bachilleres con menos habilidades y cerca de la tercera parte que enseñan en primaria tienen menos de cuatro años de formación universitaria. Para no enredar el asunto con cifras, los futuros maestros son los peores estudiantes del presente.
Hasta ahí el diagnóstico que realizó un grupo de investigadores de la Universidad de los Andes, la Universidad del Rosario y la organización Rand Corporation, contratado por la Fundación Compartir con la intención de plantear el camino más seguro, barato y corto para salir de este atolladero.
Allí se analizaron los modelos de Singapur, Finlandia, Canadá y Corea del Sur, cuatro de los países que se han convertido en ejemplo mundial en materia educativa, al mismo tiempo que estudiaron otros casos más cercanos a Colombia, como Brasil, India, Israel, México y Estados Unidos. Realizaron entrevistas con maestros nacionales y analizaron cifras oficiales.
“La calidad docente contribuye más que cualquier otro insumo escolar a explicar las diferencias en el desempeño estudiantil”, anotaron en su informe. Pero no se trata sólo de convertir al país en uno de los mejores en pruebas educativas, sino de los efectos de la calidad educativa sobre la sociedad y la economía. Y aquí el dato que nadie debería olvidar: un maestro “promedio”, en contraste con uno “malo”, representa un retorno social en valor presente neto de US$300.000 a US$400.000 por grupo de alumnos. Una inversión bastante más rentable que la minería y la construcción.
Isabel Segovia, exviceministra de Educación y gerente de la Fundación Compartir, explica que la propuesta para reformar la educación en Colombia es apostar primero por los maestros. Y proponen cinco estrategias.
Una es formar mejores maestros elevando la calidad de los programas de pedagogía a través de subsidios para las universidades y exigencias en su acreditación. En segundo lugar, mejorar la selección de los maestros reclutando a los mejores alumnos, ofreciendo becas condonables, elevando los requisitos de entrada al magisterio, entre otras.
Otro punto por atacar es la evaluación de docentes y la formación continua. Para esto proponen programas de acompañamiento a docentes novatos y concursos de becas condonables para maestrías y doctorados.
La quinta propuesta, sencilla y clara, es subirles el sueldo a los maestros hasta equipararlo con los de otras profesiones prestigiosas. Hoy el salario base de un maestro recién graduado ronda los $1’400.000, mientras abogados, médicos e ingenieros empiezan con $1’700.000. Y para los maestros con más experiencia el sueldo debería acercarse a los $2’500.000. En el caso de los que tengan una maestría, ese salario debería subir hasta los $3’500.000.
Tomaría un tiempo, al menos 10 años, para comenzar a notar los primeros resultados: subir 30 puestos en las pruebas PISA y un aumento en los ingresos de los bachilleres al graduarse y entrar al mundo laboral. Con un poco más de paciencia, hacia 2040 el país podría experimentar un crecimiento del PIB del 6 al 12%.
El otro camino, el de no invertir en los maestros, es el que ya conocemos. La Colombia de cartones de bachiller colgados en las paredes, pero en la que el 47% no es capaz de leer un artículo como este y entender la idea principal.
Tomado de El Espectador, 2 de febrero de 2014, http://www.elespectador.com/noticias/educacion/dejemonos-de-vainas-ensenanza-articulo-472290