En Colombia, aproximadamente el 57% de los estudiantes universitarios se vinculan a la vida laboral antes de obtener su título profesional.
Trabajar antes del graduarse se ha convertido en una de las constantes en el país. Según datos del Ministerio de Educación Nacional en su Investigación Laboral de Graduados del 2011, más de la mitad de los estudiantes próximos a culminar su plan de estudios universitarios se vincularon a algún trabajo.
De acuerdo con Ana María Figueroa, psicóloga especialista en selección de personal, existen dos motivos por los cuales los estudiantes deciden llevar una vida académica y laboral, al mismo tiempo. Una de ellas está ligada al gusto, es decir, cuando la persona siente el deseo de poner en práctica los conocimientos que está adquiriendo en la academia, cuando quiere empezar a tener su propio dinero o simplemente, cuando pretende 'enganchar' desde temprano con alguna empresa o entidad. La otra razón radica en la necesidad.
En el momento en que el estudiante pierde el apoyo económico de su familia "por 'x' o 'y' motivo, y tiene claro lo importante que es prepararse profesionalmente, la única opción que encuentra es buscar un empleo y una institución educativa con las cuales pueda organizar los horarios", afirma Figueroa. En su mayoría, estos alumnos se matriculan en carreras nocturnas.
Víctor Herrera es una de las tantas personas que estudia y trabaja al tiempo. De lunes a viernes, en horario diurno, es el encargado del soporte técnico en una empresa comercializadora; por las noches, es estudiante de Ingeniería de Sistemas de la Universidad El Bosque, y los fines de semana es cajero en un bar del norte de la ciudad. "A veces me siento muy cansado, pero no tengo otra opción; igual uno se termina acostumbrando al ritmo", asegura. Sin embargo, a pesar de asumir múltiples ocupaciones, tiene tiempo para compartir con su novia, visitarla, salir a tomar un café o estar en almuerzos familiares, eso sí, casi siempre los domingos.
Realizar las dos actividades en forma simultánea beneficia tanto al estudiante como a la empresa. El estudiante, aprende a ser responsable, comprometido, ordenado y sobre todo, administrador del tiempo.
Asimismo, su vinculación al campo laboral hace que este vaya ampliando su conocimiento y poniendo a prueba las destrezas que ha adquirido en la universidad. Y finalmente, se supera el obstáculo de la experiencia laboral que requieren muchos de los contratantes.
Por su parte, la empresa se favorece en la medida que explota las ideas novedosas que le aporta el estudiante, la agilidad que lo caracteriza y su espíritu emprendedor, asegura la psicóloga.
No obstante, añade Figueroa, "si el alumno-trabajador no aprende a valorar y a equilibrar las dos responsabilidades, seguramente una de ellas se verá afectada en algún momento, pero es el ámbito académico y más exactamente la calidad, la que en la mayoría de los casos se perjudica".
La especialista puntualiza que al momento de seleccionar a un profesional recién egresado, además de la experiencia en el área, que es importante pero que se puede adquirir con las prácticas profesionales, por ejemplo; se tienen en cuenta otros aspectos como el historial académico, actividades extracurriculares, la entrevista y las pruebas psicotécnicas. Es decir, que hoy en día el profesional debe ser una personal integral para que sea apetecida en la vida laboral.
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