Según él, a internet se le critica haber vuelto superficiales a los cibernautas; a Google, de convertirlos en estúpidos, y a los teléfonos móviles, de reducir la atención. Para Rheingold, el problema no es la tecnología ni la solución es ignorar el mundo digital. "Platón le escribió a Sócrates que la invención del alfabeto los estaba volviendo estúpidos porque ya no tenían que memorizar. Con la invención de la imprenta la gente tuvo que aprender a leer y escribir. En este momento se habla de que internet nos está ahogando. Mi tesis es por qué no les enseñamos a todos a nadar", dijo el autor a SEMANA.
La gran brecha digital ya no es entre ricos y pobres ni entre jóvenes y viejos sino, dice este gurú, entre aquellos letrados en la red, que la aprovechan conscientemente, y los analfabetas tecnológicos. El alfabetismo en internet, dice el autor, ayuda a que las personas puedan alzar sus voces, a conectarse, a aprender, a coordinar actividades y muchas otras cosas que antes eran controladas por instituciones con jerarquías de poder vertical. "Ahora la gente las puede hacer por sí misma". En 2002, Rheingold escribió el libro Smart Mobs (Multitudes Inteligentes) sobre el impacto del teléfono móvil en la sociedad. La primavera árabe, nueve años después, demostró que esta tecnología fue un acelerador para que los jóvenes en Egipto y en otros países del Oriente Medio se organizaran y vociferaran su descontento con el gobierno. "Fue un ejemplo de cómo la alfabetización tecnológica ayuda. Al mundo le ha tomado diez años aprender a usar estos medios", señala Rheingold. Y ese aprendizaje debe continuar.
Hay cinco temas claves para apropiarse de estos medios. El primero es el manejo de la atención. Se dice que una de cada seis personas alguna vez se ha caído o tropezado por caminar mientras escribe un mensaje por celular. Los profesores se quejan de que muy pocos de sus alumnos ponen atención al tablero por mirar su teléfono y los papás no entienden cómo sus hijos estudian mientras interactúan, simultáneamente, con sus videojuegos y chatean con sus amigos. El antídoto para esto es la meditación, una técnica que, según los estudios científicos presentados, ayuda a tomar conciencia de sus actos. El otro gran reto es aprender a reconocer qué es basura y qué no. Para ello, Rheingold recomienda sitios como Whois, que revelan qué entidad o persona apoya una página web. También hay que saber triangular la información, lo que implica buscar al menos tres fuentes diferentes para cerciorarse de si un dato es verídico o no.
Por otra parte, hay que aprender a participar en la red mundial. Muchos creen que la dominan porque hacen clic en el 'me gusta' de Facebook, pero, según el autor, "Facebook no es internet". Su mensaje es: "No solo consuma, comente y cree cosas nuevas". Colaborar es otra recomendación y esto supone involucrarse en proyectos colectivos, tal y como se reflejó en Wikipedia. Y por último, recomienda tener conciencia de que las redes importan y multiplican las posibilidades de los individuos. Y mientras la gente conozca más este medio, aumentará su calidad y se ampliará el conocimiento de todos.
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